lunes, 31 de mayo de 2010

BARTOMEU MUÑOZ, PERSONA NON GRATA

El día que se destapó la trama Pretòria escribí un artículo en el que lamentaba el desprestigio de las instituciones a causa de las prácticas corruptas. Ante el alcance devastador que podría derivarse de las graves imputaciones instruídas por el juez Garzón, me preguntaba si valía la pena hacer leña del árbol caído refiriéndome a la detención del hasta entonces alcalde de Santa Coloma de Gramenet, Bartomeu Muñoz. La figura de éste ya no es más que un montón de astillas, pero su suerte como individuo me parecía irrelevante en comparación con las consecuencias de los hechos presuntamente perpetrados por él y por el resto de imputados. La reciente apertura del sumario, y aún a falta de una sentencia judicial que tardará meses en dictarse, revela una serie de prácticas y actitudes de lo más execrable, que incluso superan las peores expectativas.
Las operaciones urbanísticas especulativas que se han puesto al descubierto han supuesto la pérdida de ingresos millonarios -¡en euros!- para Santa Coloma. El desvío injustificado de fondos europeos predispone a las instituciones supramunicipales hacia la desconfianza con respecto a la ciudad. Multitud de famílias colomenses viven en la incertidumbre por culpa de la mala gestión de la administración Muñoz. La Grama se halla al borde del abismo... La lista de agravios se haría interminable. No obstante, quiero resaltar la jactancia con la que Bartomeu Muñoz anunció en su día que había conseguido un millón de euros con los que pondría en práctica políticas anticirisis en la ciudad, algo aplaudido hasta la saciedad por sus acólitos como si fuese un milagro que sólo podría hacerse realidad gracias a las artes de un gran mago de la política como él. Resulta bochornoso leer en la causa que la misma cantidad se le imputa a modo de comisión embolsada por sus trapicheos en el puerto de Badalona. Qué prestidigitador tan sensacional y ecuánime: ¡Tachán, saco un millón de la chistera por aquí y me escondo otro en la manga por allá!
Si cuando alguien hace algo bueno por su ciudad se hace merecedor de una estatua o da nombre a una calle o una plaza, ¿qué hacer con quien haya hecho algo malo? En el ámbito de la Diplomacia suele aplicarse la declaración de "persona non grata" a aquel individuo que ha practicado malas artes en el desempeño de su función, lo que conlleva su inmediata expulsión y la pérdida del derecho a volver a entrar en el país. Este tipo de declaraciones se ha extendido en ocasiones a otros ámbitos institucionales, aunque careciendo de valor jurídico. Propongo que, de condenarse en firme a los imputados en el caso Pretória, automáticamente Santa Coloma de Gramenet los declarase "personas non gratas" como un gesto simbólico de legítima indignación cívica.
En cualquier caso, más allá de la decepción inmediata, cabe confiar en la Justicia para que haga su trabajo, y apelar al esfuerzo colectivo de las buenas personas de la ciudad para poder salir adelante. 
Los corruptos "no pasarán".

1 comentario:

  1. Lo triste es como este personaje hay miles en los ayuntamientos españoles. Sin duda, son éstos los que concentran mayor proporción de la corrupción pública. Habría que cambiar la Ley de Régimen Local y devolver a secretarios e interventores los poderes que hace décadas tuvieron y que permitían un control neutral de los asuntos económicos y jurídicos de las ayuntamientos. Cierto que la corrupción (innata a la condición humana) no desaparecería, pero se reduciría en mucho y se evitarán los espectáculos de quitar y poner a interventores y secretarios según el gusto político del ayuntamiento o de sus posibles intereses espúreos.
    Mientras tanto propongo que al Bartu, el Luigi y los demás encausados y que siguen sin ser suspendidos de sus trabajos (al menos sería estético, aunque estuvien en casa cobrando, el pueblo les condene a ser escupidos si se les sorprende por las calles de Sta. Coloma...
    ¡Recuperemos el castizo escupitajo como expresión máxima del desprecio!

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